¿Recordas el regalo que me
hiciste? Fue lindo, tierno, en realidad no me lo esperaba. Hasta creí que
fuiste muy lejos. Por un momento. Pero estuvo bien. Hoy hay canciones que me
hacen pensar en vos. Hay palabras y hay momentos en los que te pienso. Y empecé
a esperar algo de vos, fue cuando me desespere y dejaste de darme amor. El mundo
sigue girando y aun con tu desdén estas muy presente en mi vida.
Es una sensación de domingo por
la tarde. A veces un martes, cualquier día llegas sin que nadie te llame, en
cualquier momento. Es tan difícil hacerte desaparecer.
Como cuando la noche se acerca y
no tenes ganas de festejar, ni siquiera en navidad. Ahora el cielo es oscuro, pero
no más que tu corazón. Es entonces que todas las luces se encienden y aun así
no ves nada, porque son tantas que no te dejan ver.
Y el corazón se decepciona de
tanto, para nada, por el dolor que siente. Causa escalofríos. Se eriza la
espalda y el cuello se siente pesado. Y las lágrimas caen recalcitrantes. Sabiendo
que el amor no se va a esfumar, como las gotas que se transformaron en sudor y
luego se evaporaron. Lamentablemente esas tardes y noches de pasión no volverán
nunca a este puerto. Cualquier intento es frustrado por la realidad. “no calentas la misma cama por dos noches”.
Te tendré que llevar en el alma, así
todas las vivencias que acarreamos y no dejamos ir. Porque asi vivimos. Así,
con todo lo malo.
Te
llevo en la memoria y vos estas por ahí, libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario